Dile ¡No!, al crédito informal

El crédito informal puede parecer conveniente porque supuestamente no tiene los requisitos del formal, pero normalmente se basa en una garantía física y supone una tasa de interés mucho más alta que lo que cobran las entidades financieras.

Crédito informal es todo aquél que no otorga una institución debidamente registrada y regulada por las autoridades financieras y, por lo tanto, no entrega cuentas más que al prestamista, que impone sus condiciones. Por lo tanto, no corresponde al marco legal y regulado.

Muy probablemente alguien te haya hablado de Fulana o Zutano, que presta “barato, al chaz y de palabra“. No te dejes sorprender. El crédito informal no sólo es caro, sino que puede ser peligroso y llevarte a tratar con delincuentes.

Según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de 2018 de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en ese año más del 38% del segmento poblacional objetivo del crédito en nuestro país, utilizó total o parcialmente la informalidad para financiarse. El riesgo es mucho.

Dile ¡No!, al crédito informal.

Los tiempos de reactivación económica son tiempos de inversión y consumo, pero también deben serlo de orden y disciplina. Para que el capital fluya y aumente, debe moverse. Siempre por los cauces adecuados.

Si ya hiciste cálculos y requieres un financiamiento de cualquier tipo en este tiempo de recuperación, acude a la institución financiera de tu preferencia y plantea tus necesidades. Seguramente obtendrás más de una oferta que te permita manejar sanamente tus finanzas.

El crédito de las instituciones formales hace fluir el dinero para que la economía en su conjunto se reactive, y te brinda la seguridad de tasas claras, contratos firmados y asesoría, además de protección por parte de autoridades y -digan lo que digan los que prestan “en lo oscurito”- son también más baratos.

Acércate a tu institución financiera. Esa es también una forma de cuidarte y cuidarnos todos.

Lo repetimos porque es muy importante: dile ¡No!, al crédito informal.

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