Crédito con perspectiva de género

Crédito con perspectiva de género

Por Claudia Castro*

Hablar de la perspectiva de género siempre nos recuerda los retos que existen en la materia y cuando se trata del crédito y la inclusión financiera, no es la excepción.

Dada la importancia que hoy en día tiene este concepto y muy probablemente como consecuencia de ello, recientemente se hicieron cambios para que los bancos cuenten con un marco regulatorio que les permita ofrecer créditos a las mujeres con mayor facilidad y en mejores condiciones.

¿En qué consisten estos cambios?

El pasado 23 de julio se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) una reforma regulatoria en la que textualmente se señala lo siguiente:

“Se ha demostrado que las mujeres son un mercado rentable y con gran potencial de crecimiento. La evidencia sugiere que las mujeres presentan menores tasas de impago, y por ende el crédito para ellas requiere una menor reserva de capital”.

Esto se traduce en que se reconoce en la metodología de estimación de reservas preventivas y calificación de cartera de crédito, el menor riesgo en el que incurren las instituciones al otorgar créditos a mujeres, por lo que se deberán ajustar los parámetros de riesgo de probabilidad de incumplimiento y severidad de la pérdida.

A partir de ahora corresponderá a los bancos utilizar esta nueva regulación a su favor para ampliar su oferta de productos de crédito dirigida a este segmento.

Cabe mencionar que pese a ser buenas pagadoras, las mujeres siguen teniendo poca representatividad en el sistema financiero formal. De acuerdo con datos de la más reciente Encuesta Nacional de Inclusión Financiera -realizada por La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)- correspondiente a 2018, 65% de las mujeres mayores de 18 años cuenta con algún producto financiero, mientras que en el caso de los hombres es el 72 por ciento.

Aunque esta diferencia aparentemente no es muy grande, a nivel producto se hace más amplia. Por ejemplo, 20% de las mujeres tienen una cuenta bancaria frente a 46% de los hombres; 35% tienen una cuenta de ahorro para el retiro contra un 49% en el caso de los hombres y una proporción de 17% frente a un 28% para los hombres en lo que se refiere a los seguros.

No obstante, las mujeres que han accedido a un crédito bancario han demostrado tener 10% menos de probabilidades de caer en impago, de acuerdo con datos de la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

El Panorama de Inclusión Financiera 2020 de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), retomado en el DOF, destaca que la brecha en créditos hipotecarios fue de 24.8 puntos porcentuales, en favor de los hombres, mientras que en tarjetas de créditos registró 2.8 puntos.

Uno de los retos más relevantes que tenemos como sociedad es abatir el rezago de las mujeres en materia de inclusión financiera ocasionado por factores como la brecha salarial, ya que sólo 41% de ellas participa en el mercado laboral formal y la mayoría realiza actividades económicas no remuneradas.

Por otro lado, hay que considerar que las mujeres están al frente del 84% de los hogares monoparentales, por lo que sin duda el acceso al crédito es una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida y las de su familia.

Si además está demostrado que son buenas pagadoras, lo que hace falta es que participen en mayor medida del sistema financiero formal, que construyan su propio historial crediticio y tengan cada vez nuevas y mejores oportunidades de la mano de las instituciones financieras.

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* Periodista de profesión, especializada en temas financieros. Ha colaborado en periódicos como Excélsior, La Razón de México y El Economista, así como en revistas de negocios como Entrepreneur y Mundo Ejecutivo. Actualmente dirige la plataforma digital Hablemos de Dinero.

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